El brindis y el vino
El momento del brindis en las bodas es uno de los momentos más importantes de la celebración. Éste lo suele realizar el padrino o los novios para agradecer la asistencia de sus invitados.
El origen del brindis se remonta al siglo XVI en la celebración de una de las victorias del ejército de Carlos V. Con motivo de esa victoria, los mandos militares llenaron sus copas de vino y las alzaron al frente, diciendo a la vez la frase “bring dir’s” ( yo te ofrezco). Esta frase ha derivado en la palabra que hoy conocemos como brindis.

Otras de las versiones que más fuerza tienen sobre el origen del brindis es aquella que relata que en los grandes banquetes desde los tiempos de los griegos, el anfitrión alzaba su copa para luego chocarla con su invitado de honor. Esta práctica se realizaba para que los líquidos de ambas copas se mezclaran y comprobar que el líquido no estaba envenenado.

¿Pero de dónde viene la tradición de utilizar el vino en las bodas? Podemos remontar este hecho a la época de Jesucristo. El vino es la representación de la parábola de las Bodas de Caná. En este pasaje del cristianismo, Jesucristo convierte seis tinajas de agua en vino, realizando así uno de sus primeros milagros. Ya en esta época el vino tenía claros significados relacionados con la fiesta, la alegría y, sobretodo, el amor.
En la actualidad, el brindis consiste en unas palabras de agradecimiento por parte del anfitrión o los novios, o de cariño por parte de alguno de los invitados hacia los recién casados. Lo correcto en protocolo es no chocar las copas y simplemente alzarlas, en forma de respeto hacia los invitados..