
Lorenzo Caprile
Hoy hablamos con Lorenzo Caprile en su taller de Claudio Coello 20. El creador de grandes trajes y vestidos de boda y genio de la alta costura española, nos da las claves para acertar el día de la boda.
Desde el primer momento Lorenzo Caprile me aclara una duda que le he oído corregir en varias ocasiones, ¿por qué la palabra diseñador no? “Diseñador no, mejor modista, la palabra diseñador está vacía de significado, es simplemente el que diseña. Además implica que hay un proceso industrial detrás, quienes trabajan en moda industrial pues podrán decir que son diseñadores nupciales o diseñadores de moda industrial, pero quienes tienen talleres no se consideran diseñadores porque no tienen un proceso industrial detrás ¡ni siquiera tienen una colección! En el taller cosiendo a mano no hay nada industrial, son trajes únicos, a medida, que se hacen para una persona en un momento muy especial, con lo cual la palabra adecuada para definir ese tipo de trabajo es modista”.
“Cada novia es un mundo…”
Intentando averiguar cómo sería para Lorenzo Caprile el vestido de novia perfecto me sorprendió diciendo: “no se puede generalizar, no hay criterio, es como si te digo abárcame el océano en un vasito de agua”. Para Lorenzo Caprile, todo depende de la novia: “Cada novia es un mundo y cada una tiene su proceso y su historia que contar, si no fuese así empresas como esta no tendrían sentido”, ni siquiera podríamos generalizar o clasificarlos según el tipo de cuerpo. A la hora de diseñar un vestido, lo tiene claro, “la inspiración viene con la clienta que tengo delante, cada novia viste su vestido y quiere que sea especial y único”. La protagonista siempre es la novia y sólo ella puede llevar ese vestido que le ayude a lucirse.



Lorenzo Caprile novias
A modo ilustrativo sugirió que los tipos de trajes lánguidos como en crêpes no son los que más favorecen a la mujer mediterránea “tipo” (de cintura pequeña y caderas importantes). Para esas mujeres, el estilo que favorece en general es uno de “cuerpo muy entallado, talle de avispa, la cintura diminuta y la falda con un poquito de volumen, donde se oculta lo que hay que ocultar y nada más, siguiendo la moda de los años 50´s”. Claro está que no todas las mujeres mediterráneas tienen el mismo cuerpo y es por eso que no se puede generalizar, cada novia es un mundo pues habrá mujeres mediterráneas con otro tipo de silueta que no estén favorecidas con ese estilo de vestido.
Lo más importante a la hora de elegir el diseñador
Tras estas consideraciones, cómo saber qué es lo más importante a la hora de elegir el diseñador del vestido de tu boda; cómo decantarse por uno u otro “tiene que haber esa chispa, esa química que surge o no surge entre la novia y el modisto. Es un momento muy íntimo y todas llegan con los nervios a flor de piel y con la sensibilidad y la susceptibilidad elevada a la máxima potencia, lo importante es que ellas se sientan a gusto. En un par de entrevistas se nota si es ésa persona quien quieres”. Hay que tener en cuenta que este tipo de trabajos el contacto es constante, “durante cuatro o cinco meses estamos tocando y trabajando con el vestido, por lo que tiene que haber una mínima tensión positiva, una mínima atracción mutua porque si no, nada funciona” la novia también decide si quiere que sea esa persona la que le toque… “por eso hay que tener mucha diplomacia mucha psicología y mucho cuidado con cada novia”.



“El escote, la manga, el volumen de la espalda…”
Una vez surge el vínculo entre modisto y novia todo va sobre ruedas, “nunca ha tenido problemas a la hora de interpretar los deseos de la clienta”, me aseguró cuando le pregunté qué pasaría si después de invertir horas de trabajo la clienta no quedaba satisfecha. “Cuando vienen al taller, siempre insisto en que se prueben así se van con una imagen en la cabeza de las distintas siluetas: se prueban glasillas (telas lienzo donde se experimentan los patrones y se hacen las correcciones antes de usar el tejido original y proceder a crear la prenda final), trajes que tengamos ya hechos, se monta el traje sobre ellas, y ellas en el espejo se ven vestidas de novia” desde el primer momento. Al contrario de lo que pasaría si se crearan los vestidos sobre papel (en figurines) que no se ajustan a la realidad y a las proporciones reales de cada mujer; “en mis glasillas se ven perfectamente los cortes y las costuras y lo que ven va a ser lo que haya: ven las proporciones, cómo les va a quedar el cuerpo, el escote, la manga, el volumen de la espalda…”.
Por eso no es muy amigo de la escuela del figurín: “el figurín es muy bonito, tengo miles, pero es muy engañoso; un boceto puede ser maravilloso pero una cosa es el papel y otra la realidad”.
Lorenzo Caprile
En cuanto a los diseños, confiesa Lorenzo Caprile que su filosofía no es ser ni el más vanguardista ni el más moderno, “mi objetivo es que la novia esté espectacular; que para que esté espectacular lo que le va no es lo que está de rabiosa actualidad, pues eso no importa porque dentro de treinta años cuando se vean esas fotografías nadie se va a acordar de lo que se llevaba en ese momento”, lo importante será ver lo impresionante que estaba la novia el día de su boda. “Para que estén guapísimas a veces la tendencia está a tu favor y otras no porque las tendencias son tendencias” no nacen pensando en cada tipo de mujer y en los distintos estilos de cada una de ellas, “por eso no puedes hacer un vestido de novia siguiendo una tendencia” sino intentando adaptarse a lo que favorezca a la novia.



“mi objetivo es que la novia esté espectacular..”
No es cierto que sólo por llevar un vestido espectacular ya esté todo hecho, “cualquier vestido se puede estropear, un Lorenzo Caprile, un Pertegaz o un Dior. Si te peinan mal, si te recargan con joyas o eliges un zapato horroroso se puede estropear cualquier vestido, no sólo los míos, sino los de cualquier firma” pues hay que tener en cuenta todos los detalles que se vayan a añadir incluso antes de diseñar el vestido.
Está claro que “los límites del vestido los marca el lugar, la hora, el mes, el presupuesto… hay muchas cosas que pueden influir en un diseño: que tenga una joya familiar que quiera incluir en el traje, una mantilla que quiera utilizar…”. Aunque todo depende de la novia y de sus gustos, lo importante es tener claro qué va acorde con cada ocasión y eso es lo que Lorenzo Caprile quería hacerme ver que todos los gustos son bienvenidos siempre y cuando vayan acorde con las circunstancias de la ceremonia.
“…siempre que sea un escote que no enseñes hasta el ombligo… pues… ¿Por qué no?”
Después de toda la entrevista evitando encasillar a las novias en un determinado estilo, no podemos imponer de forma categórica el uso de algún accesorio o el uso o no del velo o el uso o no del vestido con cola, pues volveríamos de nuevo a plantear los dilemas anteriores “estáis en la generación del me gusta o no me gusta, del sí o no, del I like o I don´t like y no todo es sí o no, hay un montón de matices y más en una cosa tan delicada o tan personal como es un traje de novia”. Igual pasa con los escotes, no se puede imponer un criterio sobre escote sí o escote no pues resulta obvio “si es una ceremonia civil no pasa nada (por llevar escote), pero si es una boda religiosa y tienes que entrar en una iglesia, pues está bien un escote sabiendo que hay un límite entre lo moderno, lo fashion o dejar ojiplática a tus amigas y el estar en una iglesia. A mí particularmente, el palabra de honor para una iglesia no me parece correcto, pero siempre que sea un escote que no enseñes hasta el ombligo… pues… ¿Por qué no? Es igual que los tocados, si te apetece ponértelo pues póntelo”.
“El amor hace que irradies una felicidad”
Lo bueno del mundo de las novias en la época en que vivimos es que no hay tabú “ahora hay más libertad (no libertinaje), aunque haya webs o revistas que digan esto sí o esto no, dentro de un sentido común y con un mínimo de criterio puedes llevar cualquier cosa”. Para Lorenzo Caprile está claro que el único complemento que debe llevar la novia el día de su boda “es estar enamorada. Hay muchas novias que se casan por el momento alfombra roja pero lo más importante es estar enamorada”, y eso se nota, pues el amor hace que irradies una felicidad y una alegría que no te la da ni el mejor vestido del mundo.
¡llévalo!
Nos centramos ahora en los invitados, confiesa Lorenzo Caprile que antes era más talibán en cuanto al protocolo pero reconoce que ahora mismo hay tan pocas ocasiones para vestirse y para darse el gusto, para “disfrazarse” (en el buen sentido de la palabra), que cuando tienes un evento así debes aprovechar. “La vida actual es tan aburrida, tan mediocre y tan gris que por una vez que tienes oportunidad… pues disfrázate”. Aunque siempre teniendo en cuenta ese sentido común al que ha hecho referencia en varias ocasiones “en una boda de mañana intentas ir de corto, con colores más suaves, con telas que no brillen, huir de los bordados… una cosa un poco más sobria. Pero si la boda se celebra por la noche con una cena puedes ser un poco más festivalera, ir de largo (en líneas generales)… es de lógica”, pero volvió a repetir que de todas formas, “con la vida tan triste que tenemos, si te apetece llevar un traje de plumas y lentejuelas a las 10 de la mañana pues… ¡llévalo!”.
“En las bodas está socialmente aceptado que te puedas dar un capricho y que se te vaya un poco la mano para sentirte estrella por un día, seas la novia, la madrina, la invitada o quien sea. Las bodas hoy por hoy es un poco la alfombra roja de cada familia”.
Teniendo en cuenta que no hay tabú en el mundo de las novias, hasta los tópicos más arraigados están desapareciendo. La regla no escrita de no vestir de blanco, negro o rojo si eres invitada está pasando a una mejor vida “¡hasta ese tabú se ha levantado! Creo que, excepto el blanco (por respeto a la novia) incluso el negro [puede llevarse], no lo mismo un negro de luto que uno elegante de vestir, excepto el blanco, el resto de los colores bienvenidos son”.



Como curiosidad final… ¿Algo que nunca debe estar presente en una boda? “El reloj, tanto si eres novia como si eres invitada el reloj hay que dejarlo en casa. Aunque sea un reloj joya, en una boda no vas a estar mirando la hora”. Cierto.
Rían Ordóñez para Wedding Passion
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