Wedding planner, mi experiencia

Wedding planner

Mi primera reacción cuando me propusieron contratar una agencia de wedding planners para organizar mi boda fue…

“¡No, Yo puedo sola! Y de hecho me hace muchíiiiiiisima ilusión encargarme yo misma de todo…” ¡Qué equivocada estaba y qué favor me hicieron, obligándome casi, a entrevistarme con una de las mejores empresas de wedding planners del país!

La organización de una boda, visto de fuera, parece algo sencillo, muy bonito, e incluso con un puntito de glamour. Pero la realidad es muy distinta. Es una tarea muy compleja, que implica mucho conocimiento del sector y dedicación exclusiva. En mi caso ni tenía tiempo ni conocía el sector, como el 99% de las novias, me imagino…

Cuando tuve la primera entrevista con la empresa de wedding planners me impactaron positivamente, porque yo iba con todos los prejuicios del mundo que se tienen sobre la figura del wedding planner y ellos fueron desmontándomelos uno a uno…

Mi primera y fundamental preocupación era la parte económica, yo tenía claro que un buen wedding planner cobra unos honorarios altísimos, pero también tenía claro que si no me cobran nada es porque trabajan comisionando de los proveedores, cosa de la que no me fio ni un pelo, pues tan solo me van a ofrecer aquellos proveedores que más comisión les de…

Cuando les planteo a ellos mi preocupación me dijeron que, efectivamente, ellos cobran unos honorarios por su trabajo, básicamente porque nadie trabaja gratis, y si alguien te dice que lo hace, es mejor desconfiar. Sus honorarios iban en función de una serie de servicios que me ofrecían. Realmente no me parecieron muy altos cuando  te plantean el trabajo que van a hacer por ti (casi un año de trabajo). Y lo mejor de todo, y algo que te dicen solo de pasada, es que todos los proveedores que contratan ellos en tu nombre te hacen un descuento por venir por ellos o alguna mejora de servicio (impresionante en mi caso). Puedo garantizar que haciendo un balance de lo que me cobraron por sus honorarios y los descuentos que conseguí por ellos, sus servicios me costaron muy muy poco.

Además en otra de las reuniones que tuvimos con los wedding planners, ya con una confianza absoluta entre ellos y nosotros, pues  llevaban trabajando más de tres meses en nuestra boda, nos planteaban las dificultades que se están encontrando en España los profesionales para implantar la profesión de wedding planner (yo pensaba en mis ideas iniciales antes de conocerlos). En España hay un problema cultural, y es que a pesar de ser un país de servicios, no solemos consumir servicios por que siempre pensamos que podemos hacerlo nosotros mismos y nos ahorramos una pasta, cosa que es un gran error y es absolutamente falso.

Nos planteaban algo muy cierto… A ninguna novia se nos ocurre, salvo rara excepción, el no contratar a una empresa de invitaciones para que nos haga toda la papelería de la boda, o dejar en manos de una amiga, que no sea profesional, el maquillaje o el peinado de ese día, o incluso el ramo de novia… serías una loca si decides hacértelo tú misma… Pero estas son cosas que tenemos todos interiorizadas y que asumimos como gastos lógicos en una boda con total naturalidad, de hecho ni siquiera pensamos que se puede hacer de otra manera.

En el caso de la organización de la boda no es muy común en España la novia que piensa en contratar un wedding planner. Pero… ¿por qué no dejarlo en manos de auténticos profesionales que conocen el sector, que saben quienes son los proveedores que mejor se van a adaptar a los novios y a su presupuesto? Si además lo hacen mejor que tú, te ayudan a ahorrar dinero, te evitan todos los quebraderos de cabeza, te permite disfrutar de la organización (por que ellos nos llamaban cada vez que había que tomar una decisión) y evitas las disputas familiares… son la excusa perfecta para que nadie meta baza en la boda… ¡Mis wedding planners me han dicho que eso no se puede hacer, que van a intentarlo pero no garantizan nada! Más de tres y de cuatro discusiones con mi madre y mi suegra me han evitado.

Ahhhh, y qué decir del día de la boda… Conozco amigas que para ellas fue una a auténtica pesadilla el día, teóricamente, más importante de tu vida… Ellas fueron de las que decían lo de “I Love el Do it Yourself” y se encargaron ellas mismas de decorar la finca la misma mañana de su boda, de estar pendiente de que el catering no sirviera frio el solomillo, que el DJ pusiera el vals a tiempo… ellas estaban agotadas antes de llegar a la iglesia, y luego se notaba que aquello no estaba bien organizado ni diseñado. Nada tenía que ver con nada, no había un hilo conductor del evento, como así me enseñaron mis wedding planners que se hace.

En mi boda, por el contrario, la estética era impecable, no había nada que desentonara, nada que estuviera improvisado, y lo mejor de todo es que disfruté como una loca desde primera hora de la mañana sabiendo que había un equipo de personas detrás de todo para que saliera tal y como lo habíamos pensado. Cuando llegué a la finca y vi como el equipo de decoración la había dejado casi me desmayo de la emoción… además verlos a ellos (mis súper wedding planners) tan tranquilos, sabiendo que estaba todo en orden me daba una seguridad y una tranquilidad que se notaba en mi cara (feliz, tranquila y resplandeciente).

Yo sinceramente no lo dudaría, si tuviera que volver a casarme lo repetiría, pondría nuevamente un buen wedding planner en mi vida. Fue la mejor inversión que hice para mi boda… y hablo de inversión, no de gasto.

Si queréis ver más ideas originales para vuestra boda consultad la sección Magazine WP donde encontrarás las últimas tendencias del mundo de las bodas.

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